Yo soy yo y mis circunstancias.
Contra ciertos personajes “ilustres” que dicen sanar el alma.
La psicoterapia como espacio de combate.
Querido lector, hace unos meses surgió un gran revuelo en las redes sociales debido a que un “coach” famoso fue acusado de abuso sexual. Debo confesar que no conocía al personaje, pero no pude evitar buscar información de su “trabajo”, utilizando como fuente primaria su cuenta de twitter. Mi sorpresa fue pequeña, debido a que encontré lo que ya esperaba encontrar: mensajes que suponen una total descontextualización de las problemáticas humanas, mensajes que suponen al individuo como agente “sanador” todopoderoso, narrativas mágicas que sin duda dejarían perplejo al antropólogo inglés James George Frazer por la lógica primitiva que suponen, etc. Sí, mi sorpresa no fue mucha, no así la molestia que generaron en mi persona sus “planteamientos”.
Mi molestia se generó por la poca preocupación que estos “sanadores espirituales” muestran hacia la comprensión de las problemáticas humanas. No es tanto por las narrativas “mitológicas” que difunden, pues como bien apunta el último gran filósofo español, Gustavo Bueno, los mitos tienen la función de interpretar al mundo, por lo que sus efectos pueden ser diversos. Hay mitos, apunta Bueno, luminosos por su capacidad explicativa (para esto, pone como ejemplo el mito platónico de la caverna), pero también los hay “oscuros”, es decir, narrativas que suponen una total interferencia a nuestra comprensión del mundo. De ahí surge mi molestia: de lo oscuro de estos mitos.
En este punto, lector, probablemente te preguntes: “¿de qué mitos nos estás hablando?”. En concreto, pienso en un mito que podemos resumir de la siguiente manera: “las personas se autodeterminan a sí mismas”. Pongamos un ejemplo que, aclaro, tomo del twitter de tan “ilustre” personaje: “Si sientes que nadie te valora, es porque no sabes como amarte a ti mismo. ¡Esta es tu creación!” (tweet subido el 12 de abril del 2021). Otro ejemplo lo encontramos en un tweet subido el 17 de mayo del presente año: “Todas las relaciones son tan solo una proyección de la relación que tienes contigo mismo”. Un último ejemplo: “La comunicación que tienes contigo mismo crea la realidad que ves allá afuera” (subido el 6 de marzo del 2021).
A grandes rasgos, el mito al que hacemos referencia sugiere que las problemáticas humanas o el bienestar de las personas, son producto de las representaciones que los individuos tienen sobre sí o sobre algún aspecto de su vida (relaciones, escuela, nivel económico, etc.). A nivel psicológico, esto supone una definición de las problemáticas psicológicas como producidas por el mismo individuo (en este caso, debido a sus representaciones/ideas). Este mito no nos es desconocido. Todos los días lo escuchamos en frases como: “te va mal porque siempre piensas cosas muy negativas”, “no tienes dinero porque no piensas en grande”, etc. Como si el pensamiento condicionara el mundo en el que vivimos.
Con lo anterior no queremos decir que nuestros pensamientos no jueguen ningún papel en el desarrollo de nuestras problemáticas. Desde el análisis funcional de la conducta, se pueden entender como reglas verbales que, como indica Froxán, “pueden controlar la conducta, haciéndola “insensible” a las contingencias ambientales y, por tanto, dificultando su modificación” (Froxán (coord.), Análisis funcional de la conducta humana). Lo que tiene que quedar claro, es que dichos pensamientos no surgen de la nada, o de un esfuerzo por pensar “positivo” (uno de los mantras contemporáneos). Y es que ahí está el punto: somos seres que responden a un medio en particular, y los pensamientos son respuestas a dicho medio. El mito al que hacemos referencia, no solo deforma el pensamiento como agente causal de nuestro sufrir, también deja de lado nuestro medio circundante. Este mito supone que las “problemáticas psicológicas” son producto de algo que está mal “dentro” del individuo (en este caso, sus pensamientos o representaciones), cuando, estrictamente, -y en esto seguimos la propuesta del psicólogo español Marino Pérez Álvarez- los problemas psicológicos obedecen a una situación en la cual está inmerso el individuo. Es decir, el individuo corpóreo y su biografía (y aquí incluimos pensamientos) interactuando con su medio circundante.
De ahí el título de esta entrada, tomado del libro de Ortega y Gasset “Meditaciones del Quijote”: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”. No por nada, la psicología científica se ha esforzado en desarrollar materiales dirigidos al análisis de la persona y la interacción con su medio. Dos ejemplos claros son el análisis funcional desde el conductismo radical y el análisis contingencial desde el interconductismo.
No, lector, tus problemas no son causados por tu pensamiento. En este caso, el espacio terapéutico puede suponer un espacio de combate contra las mitologías que pululan en nuestra actualidad. Vale más combatir esas mitologías que a largo plazo terminan perjudicándonos más, que aceptarlas a cambio de un minuto de bienestar. Pensemos, pues, a la psicoterapia como un espacio de combate.
Nota: el personaje al que se hace referencia es… preferimos omitir su nombre. Realmente no tiene mucha importancia, pues mensajes como los expuestos pueden ser encontrados en cualquier cuenta de los “gurús” de nuestro tiempo, esos personajes ilustres que dicen sanar el alma.
¡Hasta la próxima!
Por: Psicòlogo Rodrigo Gòmez
Centro de Atenciòn Psicològica Wandelethos
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