Cuando el problema no es el problema.
¿Crees que tu amor llena mi vida por completo? Estoy harta de tu amor. Es sólo una espina que hiere mi carne. Quiero apartarme de ti lo más pronto posible. No me interesa lo que haces.
Aleksandra Kolontái, La bolchevique enamorada.
Cuando Laura y Gerardo se conocieron (los nombres han sido cambiados para conservar su anonimato), jamás imaginaron que llegarían a un punto tan álgido en la relación. Al inicio, todo era perfecto: ambos habían perdido recientemente a su padre, y el hecho de conocerse supuso el fin de la tristeza para ambos, y el inicio de algo maravilloso. Sin embargo, tras cuatro años de relación, las cosas se comenzaron a complicar: ambos tenían posturas distintas respecto a tener hijos. Para Gerardo era algo imprescindible, algo que dotaba de significado su existencia a futuro, mientras que para Laura el tema no tenía el mismo matiz: hace años, en su época universitaria, había decidido no tener hijos, pues lo consideraba una inversión de tiempo innecesaria. Si bien el tema no siempre fue causa de discusiones acaloradas, con el paso del tiempo las cosas fueron a peor. Al llegar a sesión, Gerardo constantemente le echa la culpa a Laura diciéndole cosas como “eres la culpable de que esta relación no prospere”; mientras que Laura condena a Gerardo diciéndole cosas como “tienes una manía con el tema de los bebés, estás enfermo, tienes que cambiar. De lo contrario, no sé si podré seguir contigo”.
¿Cómo es que una relación que en su momento fue tan maravillosa llegó a este punto? Antes de ahondar en la respuesta, es necesario aclarar que no hay una única respuesta, debido a que no hay una única psicoterapia enfocada en la resolución de los problemas que aquejan a las parejas. Basta con revisar uno de los manuales de mayor importancia sobre el tema: Clinical Handbook of Couple Therapy (editado por Alan S. Gurman, 4ª edición), para dar cuenta de lo anterior. Si revisamos el índice, podremos percatarnos de la gran variedad de terapias de pareja existentes: terapia cognitiva de pareja, terapia de pareja enfocada en las emociones, terapia de pareja transgeneracional, terapia narrativa de pareja, y un largo etcétera.
Si bien disponemos de una gran gama de psicoterapias de pareja, hasta hace unos años solo una de ellas había sido probada como “eficaz y específica” para la resolución de problemas en pareja: la psicoterapia tradicional conductual de pareja, diseñada, entre otros, por Neil Jacobson (Baucom, Shoham, Mueser, Daiuto & Stikle, Empirically Supported Couple and Family Interventions for Marital Distress and Adult Mental Health Problems, p. 58). No obstante, con el paso del tiempo y producto de numerosas observaciones e investigaciones, el mismo Jacobson, junto con otros investigadores, reconoció diversas fallas en la terapia tradicional conductual de pareja. Entre otras, podemos nombrar las siguientes de acuerdo con la revisión de Jacobson y Addis en 1993 (ver Barraca, J., Terapia integral de pareja. Una intervención para superar las diferencias irreconciliables, capítulo 1):
- De la muestra estudiada, un tercio no consiguió mejoras significativas a lo largo del tratamiento.
- Entre aquellas parejas que mejoraron, cerca de un 30% no mantuvo las mejorías al cabo de dos años de haber finalizado la terapia.
- Al cabo de cuatro años de 4 años de haber concluido el tratamiento, el porcentaje de parejas separadas o divorciadas alcanzó cerca de un 37% de la muestra estudiada.
Fallas como las anteriores, llevaron a Neil Jacobson y Andrew Christiensen a desarrollar la TIP, distinguiéndose de su predecesora por incluir procesos de aceptación y tolerancia. Para el propósito de esta entrada, no es necesario ahondar en dichos conceptos. Sin embargo, es importante aclarar que, además de incluir nuevas técnicas terapéuticas, la TIP se caracteriza por haber desarrollado un modelo explicativo novedoso, de carácter contextual, sobre el surgimiento y mantenimiento de los problemas en pareja.
A grandes rasgos, la TIP asume que, con el paso del tiempo, las parejas enfrentarán diferencias y desacuerdos en torno a diversos temas. Es algo NORMAL E INEVITABLE. Si los problemas no son, pues, el problema, ¿Qué lo es? De forma resumida, serían las formas destructivas de responder a dichas diferencias, y no las diferencias en sí mismas, las causantes del malestar y sufrimiento en la pareja. A estas formas destructivas de responder se les conoce como “proceso de polarización”, debido a que dichas formas de responder ante el problema terminan por distanciarnos de nuestras parejas. Ahora, se pueden agrupar en dos tipos: “coerción” y “vilificación”. Mientras que la coerción consiste en respuestas que tienen como objetivo cambiar a la otra persona (cambiar su forma de pensar, cosas que hace, etc.), la vilificación consiste en atribuirle la responsabilidad de los problemas. Dichas respuestas tienen como resultado que la pareja termine sintiéndose estancada, desesperanzada y desalentada.
Recordemos el ejemplo que expusimos al inicio. Podemos reconocer un tema, que es la planeación familiar. Mientras que Gerardo ansía tener hijos, Laura no tiene el mismo entusiasmo al respecto. Una vez que está claro el tema de las discusiones, es hora de ubicar la forma en que ambos lo encaran. Realizando un análisis del comportamiento de ambos al discutir sobre el tema en sesión, pudimos ubicar lo siguiente:
- Gerardo y Laura se echaban la culpa, ambos reclamaban del otro incomprensión (vilifficación).
- Laura constantemente emitía comentarios con mensajes amenazantes, como el expuesto en el ejemplo: “tienes una manía con el tema de los bebés, estás enfermo, tienes que cambiar. De lo contrario, no sé si podré seguir contigo”.
- Al finalizar la discusión, ambos se distanciaban (polarización). Gerardo suele irse a la sala a jugar con su celular, y regresa a la alcoba hasta que Laura está dormida, mientras que ésta suele comenzar a fumar y comenzar a plantearse si esta relación tiene futuro. A pesar de la distancia, hay algo que les une: un sentimiento de desesperación y angustia al finalizar la discusión (trampa mutua).
Llegados a este punto, lector, nos gustaría preguntarte lo siguiente: ¿reconoces el ciclo anterior? Si tu respuesta fue positiva, nos gustaría plantearte una última pregunta: piensa en las últimas discusiones que has mantenido con tu pareja. ¿Listo? Bien, pregúntate: las formas en que respondo, ¿me alejan o me distancian de mi pareja?
Y es que esa es la cuestión: los problemas que inevitablemente enfrentaremos en nuestra relación, no tienen porqué alejarnos de esa persona que tanto amamos. Al contrario, pueden ser una oportunidad de acercamiento al otro, de conocimiento del otro, de comprensión hacia el otro. En palabras de Dimidjian, Martell y Christiensen (Integrative Behavioral Couple Therapy, en Clinical Handbook of Couple Therapy, tercer capítulo, editado por Alan S. Gurman, 4ª edición), lo distintivo de las parejas que no se distancian al enfrentar situaciones problemáticas, es la aceptación. ¿Te gustaría saber a qué nos referimos con el concepto de aceptación? ¡No dejes de seguirnos, pues será el tema de nuestra siguiente entrada!
Hasta la próxima.
Deja una respuesta